martes, 27 de noviembre de 2012

SENTIDO PERDIDO, EL SENTIDO AÑORADO, EL SENTIDO COMÚN EL MENOS COMÚN DE LOS SENTIDOS


SENTIDO PERDIDO, EL SENTIDO AÑORADO, EL SENTIDO COMÚN EL MENOS COMÚN DE LOS SENTIDOS

En la onda de moderno que rememora lo retro, sin lugar a dudas la majestuosidad Darwin siempre esta vigente aun a los ojos del ser más analfabeto, este padre como todo buen padre siempre vio lo obvio a la luz de los ciegos, y como buen padre solo tuvo que detener su tiempo, suspender su vida solo para arriesgarse y sencillamente observar, libre de cualquier estigma, el viejo mundo, el nuevo mundo o sencillamente el mundo.

Para un buen padre, desnudar con crudeza la realidad de lo que le rodea y a quienes rodea, es una tarea que aun en la adversidad, logra traducir la realidad con sencilla aceptación para describirla y vaticinar el futuro de las relaciones desde lo instintivo del ser viviente hasta el razonamiento humano que no es más que un apelativo inmerecido de una diferencia que pocas veces aplicadas por el ser que la posee.

Este padre solo necesito tener sentido común para quitar la venda de la ignorancia a una sociedad, sin distar la nuestra, solo veía una realidad embelesada en las riquezas fútiles del mundo. Solo sentido común tuvo que tener, para descifrar el código genético de las decisiones incomprendidas por todos los seres incluso los mal llamados seres humanos.

El distintivo lingüístico, humano, que para mi no es otra cosa que simple apelativo cuyo sinónimo es racional, no es más que un falso halago que nos decimos quienes nos creemos superiores a los demás seres vivos con los que compartimos este planeta, porque cada segundo, los humanos dejamos de lado un sentido innato y genético llamado sentido común, que no es mas que un sentido despreciado por la falsa racionalidad y humanidad, pero que una vez tenido en cuenta nos permite ser asertivos.

Muestra de ello es la realidad que le hemos creado a los demás seres vivos y al mismo planeta, otro ejemplo es la crudeza con la que nos tratamos entre la misma especie, siempre en busca de emparejar lo mejor de un genero con otro, ignorando una característica propia de los animales llamada sentimiento, que es la que nos hace realmente igual a los demás seres vivos por cuanto la poseemos y en la misma vía nos hace diferentes porque logramos manifestarla con raciocinio convirtiéndonos en humanos.

Si el sentido común, es un sentido con el que venimos todos, tal como venimos con ojos y oídos, para algunos puede llegar a potencializarse con algo de educación mientras otros solo se activa a través de la experiencia; lo cierto es que todos lo poseemos, pero no todos podemos interpretar lo que nos indica y el meollo del asunto se encuentra en el sentimiento que nos hace anularlo o acatarlo.

Muestra de la falta de sentido común, o mejor de ignorar dicho sentido, es la agreción en combates mortales no solo entre grupos sociales de conflicto, sino entre cualquier grupo, sin importar la edad tal como ocurre en los hoy tan sonados casos de bulling hasta en las relaciones de pareja, todos ellos justificados en sentimientos de rabia, odio, celos, dolor, impotencia, superioridad y demás sentimientos dañinos propios del instinto. Nadie se escapa de esa ignominia, alguna vez la hemos sentido, en el fondo de nuestra cabeza se podría escuchar una voz que nos dicta conforme a la razón, la emoción y el instinto, el camino correcto a seguir en cada bifurcación que nos presenta la vida pero que algunas (o muchas) ocasiones se ignora aun a costa de nuestra propia existencia.

Tal vez por ello, justifico que hoy luego de miles de años de luchas sangrientas en la historia general del hombre tengamos que ponernos en la tarea de escribir protocolos de comportamiento ante situaciones adversas en las que se pueda ver envuelta cualquier persona, generadas por el mismo “ser humano” v.gr el Protocolo de Víctimas de los Conflictos Armados, de víctimas sexuales y el reciente Protocolo para la Fuerza Pública en el Manejo de la Violencia Sexual para Colombia, Estados Unidos y Chile; de los cuales no critico ningún procedimiento, ni los fundamentos de su existencia sino simplemente la falta de sensibilidad de las personas, al no tener la agudeza de la razonabilidad y observar crudamente la realidad de nuestra propia condición de ser humano (mejor llamado persona para no caer en utopías lingüísticas y menos aun ideológicas), para permitirnos sinergias en momentos críticos que nos permitan desde nuestro raciocinio, actuar de manera correcta y aun hiendo mas allá, evitando causar circunstancias que nos dejan el último puesto de los más insensibles e irracionales en la jerarquía del reino animal.

 Esa abrupta manera en como logramos ignorar el sentido común para tratarnos, no requiere adentrarse en los minados campos de la guerra o el conflicto armado, solo basta escuchar a algún familiar o conocido que nos quiera contar alguna batalla campal con su pareja, o leer el reciente censo colombiano que indica que cada vez mas hombres jóvenes en Colombia son víctimas de maltrato físico por sus adoradas noviecitas, es lamentable como quiera que se exprese la violencia en contra de la mujeres, sin lugar a dudas nunca tarda en evidenciarse en la misma forma y en peores medidas la violencia contra los hombres, para terminar subsumidos en circunstancias que Darwin no lograría explicarse, aunque algunas feministas logren justificarse.

Abunda el instinto sobre la razón, sin lugar a dudas el más fuerte logra sobrevivir aun a nuestros propios vejámenes, sin lugar a dudas en busca de encabezar la jerarquía del mejor, siempre habrá lastimados, heridos y por qué no hasta mutilados, porque el instinto siempre es movido por el sentimiento lo que inevitablemente nos hace perder la cabeza y con ella, el cada vez, es mas escasa la observación plana y llana de cada situación que nos rodea, porque no hay tiempo para detenernos y conocernos o reconocernos, de tener en cuenta los sentimientos que impulsan a los demás y que marcan la pauta del añorado y menos común de los sentidos como lo es el común.

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