domingo, 11 de noviembre de 2012

El Techo de Cristal


El Techo de Cristal

 Recuerdo al presidente de una gran petrolera decir un 8 de marzo, pronunciando un improvisado discurso alegórico al día de la mujer, desde la ignorancia de su honorabilidad en el cargo, que no entendía porque aun se brindaba tributo con un día alusivo a la mujer si ya no teníamos todo, el haber incursionado a la academia y haber desplazado a los hombre en tareas propias de su sexo, era suficiente si finalmente teníamos altos cargos, salarios dignos y muchas protecciones propias de nuestra naturaleza.

Con seguridad no sabe del techo de cristal, ese límite trasparente que nos ha impedido lograr llegar la cúpula del éxito en igualdad, ya que si pisamos las aulas de la universidad la vida laboral no es fiel reflejo de las condiciones profesionales a las que se nos somete con salarios inferiores a los recibidos por aquellos hombre virtuosos y no menos disciplinados, tampoco se nos permite llegar por nombramiento a ocupar espacios de liderazgos visibles, como las direcciones de empresas multinacionales y si vamos a ver en la política, no estamos bien libradas, pese a que las leyes nos incluyan a malas en cargos públicos, tan es así, que aun par esta negociación nacional y pese a haber puesto nuestra honorable cuota de victimas de conflicto o guerra, con atrocidades en contra de nuestro genero, así como la dedicación para generar proyectos de inclusión, rehabilitación, reinserción, siempre llevamos el segundo puesto, será porque llevamos en los genes impreso el viejo adagio de que detrás de un gran hombre hay una gran mujer??, y no podríamos invertir un poco el refrán?..

Sin animo de protagonismo feminista, elevo mi queja, porque reconozco que nos educaron para ser buenas administradoras y sobre todo asesoras tanto para escoger los zapatos que van con la corbata, sé que nos hemos preparado para asesorar a ministros, presidentes y gerentes, entonces si tenemos en conocimiento, la experiencia y la astucia, por que nos dejaron fuera?, acaso no tenemos voto?, si vivimos en una guerra generada y preservada por hombres en gran parte de la historia, los mismos u otros que han dirigido bien o mal este país por qué no nos dan la oportunidad de demostrar que somos buenos árbitros, conciliadores y sobre todo negociadoras, de lo contrario no habría tanto hombre arrepentido de su divorcio.

Los gobiernos conservadores y aun los más liberales que cumplen el viejo adagio que reza, “no hay conservador sin moza, ni liberal sin matrimonio católico”, a regañadientes nos dejan ser parte de la lista de protagonistas estales, sin dejar de infringir el lazo de manipulación en nosotras y en pro de los intereses de los lideres (hombres), no es fácil decirle a los hombres que aun no nos han dejado romper ese maldito techo de cristal, será por miedo o por complejo de inferioridad?. He visto muchas mujeres dejar de lado sus sueños como progenitoras por el de el éxito profesional en el mejor de los casos, porque las estadísticas de la población femenina que ocupa altos cargos y que lograron llegar al altar o una notaria, no son el sueño cumplido de las recién casadas, ya que en un 82% se encuentran divorciadas.

Dentro de las razones sencillas encontramos los adorados celos profesionales, el estupor de los hombres en verse acorralados a ocupar el deshonroso lugar de ser el ama de casa y la ingenuidad de no vernos rivales dignas intelectualmente.

A las mujeres nos sacaron de la sumisión domestica para una mas interesante la sumisión laboral, esa que nos petrifica porque no nos permite pagar las cuentas este o no casada y entre el mismo genero nos hemos complicado más la vida, es una batalla entre jaurías de lobas peleando por poder, usándolo con la bajeza propia de la feminidad malvada, que humilla tanto a hombres como a mujeres.

Ese sin lugar a dudas es el punto que más hace débiles ante las directrices gubernamentales y el hecho de ser manipulables punto de Aquiles que se encuentra no en el talón, sino al potro extremo, en la cabeza, en el oído.

Si me adhiero a las líderes feministas de este país, esas que se viven quejando de la miopía de los hombres por no conocernos o reconocernos como sus pares, no en fuerza o brutalidad propia de la masculinidad, sino desde la competencia intelectual que se diferencia en la condición propia de nuestro genero que marcaría la diferencia al buscar soluciones que nos permitan una c verdadera, en pro de calidad de vida reflejada en salud, educación y oportunidades laborales, sin embargo, debo reconocer que nos queda una arma secreta superior a cualquier política gubernamental , el de la rescilencia desde el hogar o desde la oficina, esa hermosa tarea de reconciliar lo femenino y masculino, de reconocernos sin dañar o demeritar las capacidades y logros del otro, reconocer que dependemos y que no es maligno aceptar que es así.

Somos capaces de paralizar el país, no solo por el tamaño de nuestros traseros o los protuberantes pechos, sino lo magnánimo que han logrado las lideres sacrificadas y violentadas que aun viviendo las bajezas de la guerra han permitido que exteriorizar que en nosotras existe el perdón, el don de lucha, el esfuerzo del trabajo leal, es también el sacrificio de la madre que duerme cuatro horas para salir a buscarse el pan a costa de dieciocho horas de labor, de aquella que nunca se queja de los dolores de su cuerpo o de los estragos del hambre con tal de llegar a la meta dejada en su labor. Cuando se habla d e política hecha por las mujeres a través de la historia y que ha generado grandes cambios con seguridad siempre habrá referencia a un acostón, dejando de lado la astucia femenina.

Espero ser testigo de la ruptura de la cumbre de cristal no solo a nivel público, sino también privado, una memoria a nuestra inteligencia, al amor innato por la armonía y la conciliación con la agudeza para no permitir acceder a los berrinches de las partes en la mesa de negociación, un hecho que no se convierta un show mediático de la búsqueda de culpables o de errados participes, una mesa de negociación incluyente, que piense en resarcir y en no reincidir en orgullos y manipulaciones interesadas en el bolsillo propio, una paz en la que se escuche con voz y voto a quienes también hemos sido silenciadas, manipuladas y excluidas, mujeres que no hablen en términos marxistas sino socialmente viables, conscientes que tengan visión de un futuro, ecuánime y equitativo, con oportunidades para todos y todas, con leyes completas en herramientas, procebilidad desde la realidad de un país que no soporta un acto más de guerra y de violencia.

Es así como aun justifico el hecho de tener que celebrar un día en honor de las mujeres que en el mundo hacen la diferencia, sin aterradores brotes de ira y orgullo. Un día donde la venta de rosas o detalles fútiles aumente por hombres que no pueden reconocernos en la plenitud de nuestra condición de mujeres en cualquier campo de nuestras vidas, esos hombres inquisidores de nuestros pecados humanos capaces de herir sin el menor reparo a las mujeres aun con sus palabras o con la simple duda de lo que somos capaces de ofrecer desde el papel de mujeres de hogar como en el podio de la vida laboral, política y social.

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