El Techo de Cristal
Recuerdo al presidente de una gran petrolera
decir un 8 de marzo, pronunciando un improvisado discurso alegórico al día de
la mujer, desde la ignorancia de su honorabilidad en el cargo, que no entendía
porque aun se brindaba tributo con un día alusivo a la mujer si ya no teníamos todo,
el haber incursionado a la academia y haber desplazado a los hombre en tareas propias
de su sexo, era suficiente si finalmente teníamos altos cargos, salarios dignos
y muchas protecciones propias de nuestra naturaleza.
Con
seguridad no sabe del techo de cristal, ese límite trasparente que nos ha
impedido lograr llegar la cúpula del éxito en igualdad, ya que si pisamos las
aulas de la universidad la vida laboral no es fiel reflejo de las condiciones profesionales
a las que se nos somete con salarios inferiores a los recibidos por aquellos
hombre virtuosos y no menos disciplinados, tampoco se nos permite llegar por
nombramiento a ocupar espacios de liderazgos visibles, como las direcciones de
empresas multinacionales y si vamos a ver en la política, no estamos bien
libradas, pese a que las leyes nos incluyan a malas en cargos públicos, tan es así,
que aun par esta negociación nacional y pese a haber puesto nuestra honorable cuota
de victimas de conflicto o guerra, con atrocidades en contra de nuestro genero,
así como la dedicación para generar proyectos de inclusión, rehabilitación,
reinserción, siempre llevamos el segundo puesto, será porque llevamos en los
genes impreso el viejo adagio de que detrás de un gran hombre hay una gran
mujer??, y no podríamos invertir un poco el refrán?..
Sin
animo de protagonismo feminista, elevo mi queja, porque reconozco que nos
educaron para ser buenas administradoras y sobre todo asesoras tanto para escoger
los zapatos que van con la corbata, sé que nos hemos preparado para asesorar a ministros,
presidentes y gerentes, entonces si tenemos en conocimiento, la experiencia y
la astucia, por que nos dejaron fuera?, acaso no tenemos voto?, si vivimos en
una guerra generada y preservada por hombres en gran parte de la historia, los
mismos u otros que han dirigido bien o mal este país por qué no nos dan la
oportunidad de demostrar que somos buenos árbitros, conciliadores y sobre todo
negociadoras, de lo contrario no habría tanto hombre arrepentido de su
divorcio.
Los
gobiernos conservadores y aun los más liberales que cumplen el viejo adagio que
reza, “no hay conservador sin moza, ni liberal sin matrimonio católico”, a regañadientes
nos dejan ser parte de la lista de protagonistas estales, sin dejar de infringir
el lazo de manipulación en nosotras y en pro de los intereses de los lideres
(hombres), no es fácil decirle a los hombres que aun no nos han dejado romper ese
maldito techo de cristal, será por miedo o por complejo de inferioridad?. He visto
muchas mujeres dejar de lado sus sueños como progenitoras por el de el éxito profesional
en el mejor de los casos, porque las estadísticas de la población femenina que
ocupa altos cargos y que lograron llegar al altar o una notaria, no son el
sueño cumplido de las recién casadas, ya que en un 82% se encuentran divorciadas.
Dentro
de las razones sencillas encontramos los adorados celos profesionales, el
estupor de los hombres en verse acorralados a ocupar el deshonroso lugar de ser
el ama de casa y la ingenuidad de no vernos rivales dignas intelectualmente.
A
las mujeres nos sacaron de la sumisión domestica para una mas interesante la sumisión
laboral, esa que nos petrifica porque no nos permite pagar las cuentas este o
no casada y entre el mismo genero nos hemos complicado más la vida, es una
batalla entre jaurías de lobas peleando por poder, usándolo con la bajeza propia
de la feminidad malvada, que humilla tanto a hombres como a mujeres.
Ese
sin lugar a dudas es el punto que más hace débiles ante las directrices
gubernamentales y el hecho de ser manipulables punto de Aquiles que se
encuentra no en el talón, sino al potro extremo, en la cabeza, en el oído.
Si
me adhiero a las líderes feministas de este país, esas que se viven quejando de
la miopía de los hombres por no conocernos o reconocernos como sus pares, no en
fuerza o brutalidad propia de la masculinidad, sino desde la competencia
intelectual que se diferencia en la condición propia de nuestro genero que
marcaría la diferencia al buscar soluciones que nos permitan una c verdadera,
en pro de calidad de vida reflejada en salud, educación y oportunidades laborales,
sin embargo, debo reconocer que nos queda una arma secreta superior a cualquier
política gubernamental , el de la rescilencia desde el hogar o desde la oficina,
esa hermosa tarea de reconciliar lo femenino y masculino, de reconocernos sin
dañar o demeritar las capacidades y logros del otro, reconocer que dependemos y
que no es maligno aceptar que es así.
Somos
capaces de paralizar el país, no solo por el tamaño de nuestros traseros o los
protuberantes pechos, sino lo magnánimo que han logrado las lideres sacrificadas
y violentadas que aun viviendo las bajezas de la guerra han permitido que
exteriorizar que en nosotras existe el perdón, el don de lucha, el esfuerzo del
trabajo leal, es también el sacrificio de la madre que duerme cuatro horas para
salir a buscarse el pan a costa de dieciocho horas de labor, de aquella que
nunca se queja de los dolores de su cuerpo o de los estragos del hambre con tal
de llegar a la meta dejada en su labor. Cuando se habla d e política hecha por
las mujeres a través de la historia y que ha generado grandes cambios con
seguridad siempre habrá referencia a un acostón, dejando de lado la astucia
femenina.
Espero
ser testigo de la ruptura de la cumbre de cristal no solo a nivel público, sino
también privado, una memoria a nuestra inteligencia, al amor innato por la armonía
y la conciliación con la agudeza para no permitir acceder a los berrinches de
las partes en la mesa de negociación, un hecho que no se convierta un show mediático
de la búsqueda de culpables o de errados participes, una mesa de negociación
incluyente, que piense en resarcir y en no reincidir en orgullos y manipulaciones
interesadas en el bolsillo propio, una paz en la que se escuche con voz y voto
a quienes también hemos sido silenciadas, manipuladas y excluidas, mujeres que
no hablen en términos marxistas sino socialmente viables, conscientes que
tengan visión de un futuro, ecuánime y equitativo, con oportunidades para todos
y todas, con leyes completas en herramientas, procebilidad desde la realidad de
un país que no soporta un acto más de guerra y de violencia.
Es
así como aun justifico el hecho de tener que celebrar un día en honor de las
mujeres que en el mundo hacen la diferencia, sin aterradores brotes de ira y orgullo.
Un día donde la venta de rosas o detalles fútiles aumente por hombres que no
pueden reconocernos en la plenitud de nuestra condición de mujeres en cualquier
campo de nuestras vidas, esos hombres inquisidores de nuestros pecados humanos
capaces de herir sin el menor reparo a las mujeres aun con sus palabras o con
la simple duda de lo que somos capaces de ofrecer desde el papel de mujeres de
hogar como en el podio de la vida laboral, política y social.
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