lunes, 12 de septiembre de 2011

MUJERES DEL SIGLO XXI

Después  de  haber  despertado de la  que  para  algunos  era  una etapa moralmente normal por  aquel pecado  original  al  que  la parábola  debía  achacarle  la  culpa  de  manera  metafórica a la mujer, es  entonces  cuando  se  puede  ver  que  lo  exótico y  erótico quedo  castrado mutilando la  esencia misma  que  pueda  ofrecer la  feminidad,  que la  hace única  entre  los  seres  vivos, algunos  pensaran que  solo se  trata  de  la maternidad pero yo creo  que  es  el  amor.

Solo una mujer  puede  enloquecer  por un hombre y  enloquecer al hombre.  Solo una  mujer puede  alcanzar a amar  así como  literalmente  como  lo  describe  la  Biblia, con  tanto fervor y  desprendimiento  aun  de  si misma  y de lo que  pueda  valorar  para  si misma.

No  es  difícil  desenmascarar  a los hombres heridos  por una mujer y menos  descubrir que muchos  se  mueven  impulsados  por  su  dolor reflejándolo  en  odio, ira, humillación y  violencia.

No he  denegar  que  hay hombres  dulces que  como  excepción  confirman la  regla, que  son dulces  y pacientes, que  humildemente  perdonan, lloran y suplican; hombre  que  echan en saco  roto las palabras duras que  atormentan sus recuerdos, hombre  pacientes  que callan y con un  abrazo  silencioso  calman cualquier  tormenta  amargada,  hombres que encaramelan  el alma pese a la  hiel  que hayan vivido  con su amada,  esos hombres  de novela, que  se  arman de  valor para  conquistar y reconquistar no  solo con  galanteria sino que  saben  que  el amor  están  en las  acciones y no  en las  palabras.

Sin  embargo,  para muchas  de las mujeres de la  actualidad el mundo moderno  les  brindo  un reconocimiento  de  igual  a igual  entre  géneros y resultan  con el alma  resquebrajada  cuando son  víctimas de  la  desigualdad que nos agobia, ya no  solo  somos las  mujeres  de la casa porque  si estudiamos para  algo  lo hombres  esperan que  además  de  servir  en casa, les  sirvan para  traer  algo a  casa,  y  ese  algo no  puede  ser  cualquier  cosa;  también somos  las  mujeres del trabajo, las  que  siempre  deben  responder  por  sus  buenos oficios, sus  funciones,  sus  responsabilidades muchas  veces pese  a  tener  el corazón roto por dejar  a  los  hijos en solos  en casa, o  enfermos en manos  de algún alguien,  por  haberse  perdido  cada  insignificante  avanzar que  nunca mas  se puede  recuperar  en su  crecimiento,  vendrán  con seguridad los  reproches  de  los unos  y los  otros.  De  los padres  y  de los  hijos, de los  jefes  y  sobre  todo de nosotras mismas.

Con solo una  mujer  exitosa será  suficiente  para  hacer  infeliz  a las  otras con menos precisos o intolerancias  y por  ello  siempre nos  dirán  que  entre  nosotras  siempre  nos  damos  duro, pero  también  esa mujer  exitosa  puede  convertirse  en una  pesadilla  al  ser  el reto  o  el sueño  frustrado  de  tantas  otras.


Pero  los  hombres harán otras tanta  cosas, porque  por amor  hoy  y  siempre  hemos  visto  como pueden  también  endiosarse, humillar con dinero y  otra  cosas  banales, pueden  disponer  de la  vida de los hijos y de  la  vida  de  sus mujeres.  Estamos en siglo  XXI en donde nos  creemos la  mentira  que  somos  mujeres   en igual  a  los hombres  cuando  ni  nuestro cuerpo, ni nuestro  sentir  es  igual  al  de los hombres y a pesar  de ello  hemos  querido  realizar  actividades  propias  de  ellos.

No pretendo  deméritar la  capacidades nuestras  como  mujeres, pero  si  observar  que  en la  absurda competencia  ya  dejamos  de hacer  lo propio como féminas, y  que más  que  proteger  y amar  y perdonar para enseñar  a los hombres  a  hacer  lo mismo, a  seguir  el  verdadero  ejemplo  de  amor  y de perdón,  que siempre  será  lo mismo, pero que  para  algunos  no  es más  que  la  condena  de la mujer  al retroceso evolutivo.

La  violencia  en las mujeres, no ha  incrementado, no  se  agudizado,  hoy mas  que  ayer, como  todo  lo feo  y  despiadado  solo  se  a vuelto  de conocimiento público,  cuando  el  occiso  es una mujer,  cuando  el hematoma  lo lleva  una mujer, cuando  es  a una mujer  a quien  su   compañero le  mató  sus hijo,  cuando le  daño la  cara  con ácido, cuando  la  violento sexualmente.

 Estamos  acostumbradas a que  los hombres  en casa  griten,  a que los hombres  manipulen sentimentalmente aun siendo  pequeños, a  que  los  hombres se  vean  hombres  por  encima  de los  corazones  rotos, mientras las mujeres por  error  o  convicción  siempre  estarán condenadas por  sexualidad, por  ser  la  débil, por ser  la ignorante, por  ser  la promiscua y así  seguiremos  condenando.

En una  sociedad  clasificada  en castas que  vive  de una  falso  ideal  de igualdad, cuando  no  hay normas  iguales  para mujeres  como  para  hombres, así como  no son iguales  las de los pobres y los  ricos,  la  de los ilustres y  los  ignorantes, no hay igualdad  y  debemos  reconocerlo y aceptarlo en la misma  medida  en que  reconozcamos  que  ser  ejecutivas no  nos  da la  gloria sino más  trabajo y  que si  no podemos  serlo  no  estaría  mal ser  apoyadas  sin  señal  de manipulación  o humillación.

Que  ser  ignorante tampoco nos hace menos,  que  ser  soltera, promiscua,  pobre  o cualquier otra  condición no  nos hace  objeto, ni propiedad  de nadie, ni nuestros  hijos,  que  si aprendemos  a ser  solidarias  entre  nosotras  podremos  lograr ser  iguales  entre nosotras y  siempre  diferentes  a  los hombres  con igual dignidad, capacidad y  éxito.   Tampoco  se  trata  de  abusar  la  imagen  femenina  como  el  cliché  de  ventas y  enganche,  que  solo  logra  reafirmar  la  condición  pecaminosa. Pero todo  ello  solo lograremos las mujeres, porque  los hombres  aprenden  de nosotras  como amigas, hermanas, madres, novias, hijas, amantes, en fin  desde la posición  en la  cual  cada  una  se  encuentre, sin importar  la edad, pero  siempre  teniendo en cuenta  que para  empezar  debemos  a reconocernos  a  nosotras mismas sin  rivalidades  ni contiendas.

CLARIN OPINA

jueves, 5 de mayo de 2011

LA RAZON

La  Razón
Para  algunos  expertos  en  este  tema  será  el medio  no  solo para  opinar,  crear y  difundir   conocimientos,  análisis o incluso abordar  temas  banales para  algunos  e  importantes para  otros cuyo  objetivo  puede ser obtener un  estatus  social,  educativo  y  económico  que les  permita mantener  su  nivel,  sin  embargo,  para    es  la  forma  en la  que  puedo  expresar  lo  que  siento ,  creo  y pienso  en  un medio  infinito que  solo  refleja  la realidad  social del  mundo  de hoy,  en el que  vivimos o  sobrevivimos rodeados  de un innúmerables  de  personas  que  aun  viviendo  en  el  mismo  techo no  se  ven,  no  se  escuchan y no  se  conocen  a  no  ser  que por  un  espacio  en el tiempo o  hechos adversos precisen levantar  los  velos que nos alejan  aún  de quien comparte  nuestra vida.

Es  probable  que  nadie se detenga  a  leer esta  bitácora de mis pensamientos lo que para muchos  puede  parecer  simplemente  un “pasquín”, así como  nadie  suele  detenerse  a  pensar  en  otro más  que  en sí mismo cuando  anda por  la  calle,  pero  a quien lo haga mi advertencia  es  muy  sincera  y  clara,  aquí  solo  encontrará  unos  monólogos disfrazados  de  análisis  con  mi  modesto  sentir y saber  en  el que  debe  primar  la   búsqueda  de la  esencia humana, la  que  pierdo  con  frecuencia en  las  luchas  diarias impuestas  por una  sociedad deshumanizada y no  puedo  más  que  abordarlas  desde  mi  posición de  mujer, profesional  de  clase  media,  ama  de  casa, madre, esposa, hija y  amiga, en el que  me  inicio  como  escritora,  rol  que ha  venido  coqueteando  en  mi  cabeza desde  hace  algún  tiempo y  del que  no  tengo más  que  el  conocimiento  de  las pocas  lecturas  que  haya  hecho  en mi vida y  algunos recuerdos  desvanecidos  de  mis  clases  de  literatura  de  la  segundaria.

A quien  se  haya  detenido  a mirar quien  está  a  su  lado,  como  lo  soy  yo, solo puedo  agradecer  la  dedicación  de  su  tiempo,  del  que  siento profundo respeto y en  el  mismo  sentido  solo  espero  que  sus  comentarios,  sugerencias o  cualquier otra  forma  de  opinar  sobre  este espacio, para  mi  sagrado, sean  para fortalecer el  único  objetivo  que  tengo como  es  la  libre  expresión  de lo  que  muchas  veces  no  me  atrevo  a  decir pero  que   emprendo  a  escribir.

Gracias,
CLARIN