Y
si te levantas del lado contrario de la cama…..
Quien
no ha tenido un mal día por lo menos una vez al año?, a quien justo no le sonó
el despertador el día en que necesitaba levantarse mas temprano?
Y justo
tienes 15 minutos para alistar a tu hija dejarla medio vestida y con el desayuno
en la mano en la puerta del bus escolar, por andar en la maratónica rutina de
la mañana olvidas que dejaste el sándwich calentando y luego de un duchazo relámpago,
lo encuentras del mismo color que un moro.
Mientras
tanto haz dejado a tu hijo en la ducha, quien no deja de recordarte a los gritos
tu apelativo y te informa que olvido llevar su toalla y sales como alma
en pena a socorrerlo, mientras tu cuerpo olvido calcular el lugar exacto para no
tropezarte con el filo de algún mueble , justo ahí, en el dedo mas pequeño de tu
pie, pero tu valiente madre soportas el
dolor y llegas a la meta pese a que lo hagas coja y conteniendo las lagrimas y
dejando escapar un sereno insulto mañanero.
Recuerdas
que debes ir vestida a la oficina y cual mago de circo te vistes y maquillas rompiendo
tu propio record personal, para luego acomodar tu cabello mientras alternas tu plancha con el cepillo que dejara tu hijo
como el príncipe por el cual mas de una niña suspira.
En
tu memoria van en pasarela uno tras otro cada pensamiento de las pequeñas cositas
que te faltan por hacer; empacar el almuerzo, recoger la ropa sucia, aplicar
bloqueador al pequeño gigante que tiene una presentación a pleno rayo del sol y
tendrá maquillaje en su rostro, dejar el dinero para pagar el recibo de la luz que
se vence justo ese día, repasas donde tienes las llaves y el carnet para que tu
llegada sea triunfal en la oficina.
Todo
parece estar perfecto, sales corriendo y justo en la portería recuerdas que
dejaste el almuerzo, te devuelves los cuatro pisos por la escalera, recoges el
manjar del medio día, dejas a tu hijo suplicándote que vayas a su presentación que
es justo a la mitad de la mañana y estará precedido de las madres sin oficio
que no salen de colegio desde el primer día hasta aquel en que colegio descansa
de estos honorables miembros administrativos ad honorem.
Tomas
el bus y empieza el show de malabarismos, con una mano llevas tu cartera y el
bolso del almuerzo, con la otra pagas e intentas agarrarte del tubo que evitara
que te vayas de cara a la menor frenada en seco, mientras conservas el equilibrio
de tus hermosos pies entaconados y ahí logras una pequeña meta, la silla.
Si la
logras te permitirá ir tranquila 40 minutos (de lo contrario parecerás la muñeca
de la cajita musical que parece dar la vuelta en su propio eje pero que jamás
lo hará). Una vez trascurridos esos lentos minutos que te torturan con música para
cortarse las venas, en el mejor de los casos, hay iniciar nuevamente la carrera
entre paso fino, equilibrio y el forzoso empuje de los demás pasajeros para
llegar justo a tiempo al timbre, calculando que el amable conductor te deje justo
en tu parada y no una calle mas adelante.
En
cualquiera de los casos te bajas y caminas, respiras profundo, sientes como se te
congelan las manos y el rostro sin dejar de afanarte por ubicar la sombrilla
que salve tu blower de la lluvia…igual debes llegar como una princesa a la
oficina y con una sonrisa que oculte que quieres llorar!.
Después
de tres cuadras, esquivando los afanados carros que no dudan en acelerar si te ven
atravesando la calle, logras llegar a tu oficina y el ascensor con sevicia no
para en tu piso sino dos mas arriba.
Empieza
tu día, metes la pata con algún comentario desprevenido justo con tu compañera susceptible,
puede ser que se te olvide guardar los cambios del archivo que trabajaste toda la
mañana y luego del almuerzo te toque repetir.
Llegada
la hora del almuerzo, le compartes del tuyo alguien que especial, pero justo en
el momento de servir, te fijas que la sopa esta espesa y decides disolver con
un poco de agua para que tu comensal no tome un mazacote pero termina por reprocharte
no haberle consultado la decisión de agregarle agua, anunciando a grito herido
que no se la va tomar aunque termina por calmarse y consumirla.
Trascurre
la tarde no sin antes darte cuenta que olvidaste la cita médica, se te rompió la
media velada que intentas pegar con esmalte, una llamada fastidiosa o
reclamante de algún ser querido, que en ese momento ya no te es tan querido.
Llegada
la hora de salida y luego de justificar el día de labor, de regreso a tu casa
tomas el bus de regreso, amenizado por sirenas agudas, graves, viejas y
modernas del maravilloso tráfico capitalino, ruegas que no haya tacos, pero
justo es tu día y Murphy no se hace esperar, te tardas una hora en llegar.
Al llegar
a tu casa con un suspiro de alivio. entras a tu hogar y vez a tu hijo del color
del camarón, mientras la bendita neurona te dice en silencio: ¡Olvidaste
aplicarle bloqueador!, acto seguido viene tu hija con cara de ultra tumba y sin
voz te informa que se enfermó, con un beso y un abrazo te recargas de energía.
La empleada
no puede dejar su papel estelar y con una dulce voz (indicio grave) te notifica
que debes comprar una plancha y una nueva olla de presión, que es mejor que cambies
de plomero porque el tubo de la cocina sigue goteando y por cierto ya no cuentas
con agua caliente porque la ducha se tapo.
Solo
para probar tu fortaleza, descubres que olvidaron hacerte almuerzo para el día siguiente,
dejas los tacones y en pijama y resignadamente asumes la noche entre fiebres y
malestares gripales, alternados con fugaces y medianamente reparadores sueños.
En
la oscuridad, el silencio y el frio, el coraje se desquebraja y la mascara de
las sonrisas dejan fluir un par (tal vez sean unas mas) de lagrimas liberadoras
finalmente por algún medio te enteras que por fin llegan las 12 a.m..
Un
nuevo y maravilloso día, del que emane mucha mas energía, en el que te
esfuerzas por no olvidar un solo detalle, por vestirte de sonrisas, mientras
luchas por hacerlo todo en tacones y de la mejor manera posible, habiendo
dejado el sin sabor de un día en el que te levantas del lado contrario de la cama.
A
todas las mamas que decidieron jugar a ser mamás renunciando a ser mujeres yoga
mantra (yoga =yo gasto, mantra= man
trabaja) y que con plena certeza pasan superan dificultades mas trascendentales que ésta.
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