viernes, 15 de febrero de 2013

ENTRE LA VERDAD Y EL ENGAÑO


ENTRE LA VERDAD Y EL ENGAÑO

El ser humano en la búsqueda por quererse encontrar diferente y único a lo demás existente y creado sobre la faz de la tierra, siempre ha buscado verdades lógicas e imaginarias que satisfagan la curiosidad y ego, tal vez por ello en su evolución ideológica ha saltado entre la respuesta emanada de la realidad, el indicio y el imaginario, es así cono a ninguno puede atribuírsele apelativos de bueno o malo porque la verdad de una sencilla realidad depende de lo que crea simplemente el ser humano.

No he dudado que el imaginario siempre es el primer recurso de la mente humana no solo para explicarse lo incomprendido si aún más es el método de seguridad que permite protegerse de las verdades crueles y descarnadas que se ocultan a voces y que el ego no permite ver.

En las relaciones humanas buscamos la perfección de un ideal imaginario que justificamos y defendemos aun por encima de los indicios del bien y del mal; la obsesión por no sentirnos heridos, defraudados, fracasados y perdedores muchas veces nos hace entablar luchas pérdidas, anhelos nunca viables y amores incomprendidos e imposibles.

Estas situaciones lamente se ata a las obsesiones por encontrar o recuperar momentos únicos y especiales que dieron felicidad desbordante a la mente e incluso al cuerpo, se enceguece la cordura, la razón y la ética, no existen límites de pudor o vergüenza y puede que desaparezca los rastros de conmiseración humana.

El engaño puede ser tan relativo como justificado en el dolor, bien para evitarlo o vengarlo ya que puede que cubran amargas verdades que apelan a la misericordia y compasión humana por evitar un dolor. Estas buenas intenciones puede que nunca logren su objetivo y más que endulzar pueden llegar a contaminar el alma de quien no puede soportar ni el engaño y menos úun la mentira, en ello desde luego incurrimos todos los seres humanos que tenemos amor propio ya que no se hayan rayones que expliquen la razones que conlleven verdades crueles y escuetas.

Desde la infancia fantasear para ocultar la realidad es la mejor manera de soñar y negarse a la verdad de las rudas realidades del mundo; cuando la adolescencia se asoma somos los timadores de nuestro propio corazón cuando idealizamos realidades y sentimientos muchas veces desajustados a lo que realmente son y de adultos nos escondemos en ellos desde las minucias que nos dejen bien parados dentro de la formalidad hasta las que gigantescas que justifiquen nuestro mal actuar.

Así vamos saltando de engaños a verdades y viceversa siempre impulsados por la culpa o la misericordia, buscando sentirnos bondadosos, victimas, humanos, etc, cualquier cosa benévola que no aleje de los antónimos y nos convierta en los antagonistas de nuestra historia, si estamos en una posición que conlleve responsabilidad, sin renunciar a la exigencia de la simple llana verdad que se reclama cuando la posición sea escuchar la explicación.

Hay quienes desecharon el pudor total del respeto justificado en la sinceridad plena y que generan dolores descarados ya que rechazan cualquier remordimiento solo con una frase caduca como “te lo adverti”, “siempre he sido sincero”, sabias y conocías todas las circunstancias”, “me conoces mejor que nadie”, etc., para finiquitar cualquier reclamo o sentimiento de culpa, lo que no es más que el descaro o el abuso de la verdad, situación que reclama un engaño como muestra de lo humano.

Como quiera que se dé, en la búsqueda por estar en paz, la evolución y la humidad siempre la verdad y el engaño, tanto como el yin y yan, van siempre de la mano y equilibrarlo será el reto de todo ser humano que se ama y ama sin pereza o ego arrebatado propios de un galán al estilo de don Juan, mal que también se da entre mujeres que no están dispuestas a brindar verdades y engaños relativos.

El engaño que las mentes se forjan para evadir lo que no soporta la razón, verdades que se dicen a conveniencia no son más que el comodín, esclava del deseo y la conveniencia al servicio del ego o la humanidad.