Del
Amor a la Violencia
En
los últimos años, la violencia doméstica
se ha convertido en el titular de los diarios en el mundo, es el escándalo
social y hasta la herramienta judicial para la defensa.
El
ser humano durante su existencia ha logrado evolucionar de todos los aspectos
que integran su entorno, su intelecto y aun también sus emociones y sentimientos,
pero hay batallas que pareciera no poder aceptar o mejorar, la violencia contra
la mujer es un tema de siempre, un hecho presente en cualquier estadio de la
sociedad.
Solo
basta cerrar los ojos y mirar atrás para recordar un hecho cercano de alguna familiar,
de alguna vecina, de alguna amiga, o los estériles recuerdos de los abuelos, leer
obras literarias escritas dos o tres o muchos siglos atrás, para recordar que
la violencia de la mujer solo radica en su condición física, psicológica y
emocional.
Si,
la mujeres son el sexo débil y no hay porque indignarse, ya que la debilidad de
nuestro ser radica en lo que pensamos y sentimos y con ello sencillamente lo
exteriorizamos con nuestro cuerpo, pero la pretensión de esta reflexión no busca la resignación del objeto
pasivo de los golpes, ni justificar la tortura del silencio porque estas son
solo las consecuencias o los signos que dejan su huella el alma, en la psiquis y en el corazón.
La
debilidad de la mujeres radica en que las emociones y los sentimientos los
vivimos desde el alma hasta el cuerpo, sin dejar un espacio en ninguno, nos
inunda la razón y puede llegar a nublar la misma conciencia, las mujeres a lo
largo de la historia hemos sido acostumbradas
y educacadas para soportar los
dolores del cuerpo solo porque el diseño
de la procreación nos asigno la tarea y la sociedad no permite que lo olvidemos
desde que nacemos, busca siempre
educarnos en el maltrato.
No
es mentira que las mujeres tenemos el poder inalcanzable que maneja como títere
la política, las finanzas, el poder de transformar los antónimos en sinónimos y
de convertir el cielo en el mismo
infierno y por ello nos ganamos la
condena a ser las primeras llamadas al maltrato cuando algo sale mal en la
sociedad así se nos acostumbra.
Para
muchos es insolente, desconcertante e impotente entender la historia de alguna mujer maltratada, lo obvio serán los
reproches, las preguntas, los juicios, pero muy pocos enteran el verdadero móvil de las decisiones y la pasividad del comportamiento,
así lo entendí hace algunas
semanas cuando en un programa de fin de semana que pretende un despertar
social o simplemente el raiting del amarillismo televisivo, narraba la
historia de una mujer de mi edad,
ultimada por su esposo y la pregunta de quienes realizaban el programa era Por
Qué?
Cúal
podría ser la respuesta a esta pregunta?, si no hay diferencia entre esta mujer y la asesinaron sus vecinos por considerarla bruja, ni tampoco con la periodista que buscaba parte de la verdad de un conflicto armado e n el que vive el país
por mas de cincuenta años habiendo encontrado la
crueldad de sus secuestradores que incesantemente la violaron y la dejaron
desnuda en medio de la nada caminando por un carretera, o de aquella líder comunitaria
defensora de los derechos humanos de la
mujeres victimas del conflicto, quien no solo ha sido victima tres veces de
violaciones y raptos sino que también lleva en su pecho, el dolor de heredar semejante experiencia a dos
de sus hijas, no se aparta de las miles de niñas que en silencio sufren los
abusos de sus padres , familiares o conocidos, no es diferente de las que huyen de sus exnovios y maridos, de la policía,
de la guerrilla, de los delicuentes.
Porque al final pareciera que el don que tenemos
del amor y la dulzura, ofrenda que entregamos a los hombres para que
ellos puedan soportar cualquier prueba,
para hacerlos grandes, para permitirles
la plenitud solo sirviera para convirtierse en odio, y tanto amor se revierte
en odio, incontrolable, despiadado e inhumano.
Como
justificar a un hombre que maltrata a
una mujer, si es que todos fueron paridos por una, en su mayoría criados
por una y seguramente adorados y
exaltados por una.
Como
decirle a un militar como un guerrillero, que por un protocolo mundial producto
del dolor y la lucha de muchas mujeres,
debe entender que su miembro sexual no puede ser usado como arma militar.
Como
decirle al doctor como al delincuente,
al hombre, al novio, al amante, al esposo que nadie ni nada lo legitima
para maltratar con su miembro sexual o con
sus palabras a un a mujer, pese a
que en su pecho sienta un dolor
abrumador, pese a que su mente erradamente
pretenda protegerse con insultos, con gritos, con juicios, con
denigraciones.
Reconozco
que a los hombres les hemos enseñado a guardar
sus emociones y por ello entiendo lo enloquecedor que puede ser sentir
tanto veneno, tanta confusión, dolor, angustia, impotencia, sentir desprecio y
otros demonios y no poderlo decir, por costumbre o testarudez y el origen de
tanto dolor sin lugar a dudas esta en nosotras porque así los hemos hecho, así
los aceptamos, así los toleramos y es así como nos equivocamos y puede que muchas
no les importe el resultado de su trabajo porque será otra quien tenga
vivir la consecuencia.
Educar
en amor es muy difícil porque en si, las mujeres somos muy diferentes a los
hombres y nuestras emociones nos hacen débiles
frente a ellos.
De
pronto las normas nos ayuden un poco,
pero en realidad depende de nosotras
evocar el respeto sin caer en errores como asumir comportamientos masculinos, o
repetir nuestros mismos errores generacionales, el respeto desde una pequeña
palabra y acto de nobleza como pedir perdón nos permitirá dejar de ser victimas
de violencia, solo si todas planeamos lo mismo y entendemos que la debilidad de
la emoción y el sentimiento nos hará fuertes y a ellos les permitirá alejarse
del camino que del amor a la violencia.