domingo, 12 de agosto de 2012

ser mujer?

Soy  una  mujer  que  aun no  se considera vieja, aunque  tenga  días  en  que  mi alma  pese  más  que  un siglo  completo, soy  una mujer  nacida  en un  momento  de  revoluciones y  revueltas,  criada  por otra mujer  que  al nacer  a penas  y  le  abría  la  puerta  el  siglo, llena  de atavíos,  con cadenas de  culpas  perpetuas, relegada a no  ser  mas  que  la  cocinera  de la  casa en que  viviera  aunque  alguna  le  fuera  atribuida  como  propia,  con una voluntad  impetuosa  por  defenderse  como  mujer  de  igual  a igual  a un hombre  sin  perder  la  decencia y le honor  de  ser  mujer.
A  mi  me  dio a  luz una  mujer  que creció  soñando  con  ser  grande en  el mismo  momento en que  tuviera los privilegios propios  de  los hombres y  se  sintió  libre  cuando pudo  vestir  unos pantalones mientras  fumaba al  calor  de unas  tragos producto  del  trabajo que la  libero de moralidades inquisidoras pero no  por  ello  dejo  de  pagar  el precio de  verse  señalada  como  una  mujer  libertina, la paria que  la  sociedad  no  entendió  cuando  aun  por  encima  de  soñar  como madre  soñó  simplemente  como  mujer libre.
El  resultado  no podía  ser  mas  desconsolador, pues  yo  conservo  algunas  enseñanzas  arcaicas que  siento  que  me  atan  mientras  otras vuelan  de manera  libre y  descarada, pero  reconozco  que  aun esas  ataduras  me  han servido  para  no perder  de vista  mi objetivo  de  ser  un simple mujer  integral,  de la que  al  parecer a  muchas  le  puede llegar  a producir prurito emocional femenino,  enfermedad  innata en la  mujer comúnmente  llamada envidia.
Algunos  se  atreverán  a decir  que  la  envidia  no  es  propia  de la  mujeres y  así  también lo  concibo  pero  nadie  podrá  negar  que  en la mujeres  resulta  ser mas  enfermiza solo  porque  tiene brotes  de  sevicia.
Al  creer  siempre  escuche  de  mi padre  decir  que “uno  no  es  monedita  de oro para  caerle bien  a todo  el  mundo”, sin  embargo, al respecto  hoy  podría  refutarle  que con otro  adagio popular  que “uno  no  tiene la  culpa  de la  cara  que  tiene  pero  si  de la  que  hace”, aunque  hace  poco aplicaba  la enseñanza  literal, hace poco me  hicieron entender  que  era metafórica y puedo  jurar  que  quien me  dio  la  lección hoy no  se  ha dado  por enterado.
Esta  frasecita  encantadora apropiada  para  cualquier  mujer  en cualquier  tiempo,  tiene  veneno político, no  es  solo  la  cara la que  hace  al santo,  dice  otro  adagio,  sino  lo que  cada  uno  haga,  hoy  las mujeres no  se  siente  relegadas  frente  a los hombres porque  hoy son muy pocas  las  que  andan  en  casa, jugando  a bordar en punto, pintar en acuarela mientras descrestan al mundo  con habilidades  culinarias  que  seguro  las abuelas de  ayer no  darían  importancia ni  reconocimiento.  Hoy  salimos  a  estudiar, a  trabajar, a luchar, a conseguir  comida, como los  cazadores nómadas que  se  hicieron sedentarios hoy las  mujeres nos  volvimos  cazadoras y vamos  dejando  encerrados  a los hombres en  un limbo, muchas  veces  sin  hogar  y  sin oficina.
Así  que  entre  nosotras nos hemos  reconocido como enemigas, aunque  con ello  no  afirmo  que no  tengamos clanes o  alianzas que nos permitan  mantenernos  vivas y sobre  todo triunfantes.
En  aquella  oportunidad,  en que una llamada postergo mi  voluntad  de  escribir  en este  espacio, fue  justo cuando mi sueño  de  mujer  moderna se  hizo realidad,  conseguí  un  trabajo!!!, era  justo  el milagro  que  me necesitaba para obtener  mi libertad, la  que había perdido desde que  tenia  que  depender  de mi  exmarido y no  realmente porque mi libertad se  viera marcada  en el producto de intelectualismo de una mujer del  siglo XX,  sino,  porque en mi caso  no había  nadie mas  feminista  en mi  matrimonio  que  mi  adorado  exmarido y  con ello  pretendo  decir  que  era  un alivio saber  que  engrosaría  la estadística  de mujeres  que  además  de ser la  súper profesional  que  produce con su intelecto, tendría que  ser  la  súper  mujer ama de casa, la  súper mamá y  desde  luego  ser  la  súper  esposa.
Hoy,  varios meses  después puedo  asegurar que  de  súper  solo  tengo la ilusión; el papel  de la mujer  en  efecto  cambio  y contrariamente  a lo que muchas  piensan, creo que  empeoro,  ahora  todo  lo  hacemos  a  medias: somos  medio mujeres. Un  par  de horas diarias para todo lo  que no nos  represente dinero es la manera  en que  justificamos que  lo importante  no  es la  cantidad de tiempo  sino  la  calidad de él,   con  nuestros hijos o con todo  aquello que  llamemos  vida personal llaméense,  familia ( hijos, esposos, novios o mosos, hobbies, salud,etc).
 Esa si que hoy en día  veo  mujeres perdidas  en  el  mapa  de sus  vidas, buscando ser felices desde la  soltería  aunque solo  sea  la  falacia para sentirse menos  solas, menos pobres, menos fracasadas, menos frustradas y no con ello  infiero que  todas  deban ser  casadas o que  deban ser madres,  a lo que me  refiero es  que  estos  nuevos  roles nos hacen mas  competitivas, mas  agresivas entre  nosotras y con  ello hemos  perdido el  camino de  sentirnos  realmente mujeres,  femeninas entendiéndolo  como  el  complemento lo fuerte, de lo  protector, de lo sútil, de lo amoroso y tierno y lo hemos cambiado por una  competencia  de poder y  con  ello  la política  se  convirtió en nuestra arma lejos  de ser una política, elegante y femenina es justo todo lo contrario somos  rapaces y bajas al momento  de dar una  lucha laboral, somos humillantemente despiadadas aun con nosotras mismas, mejor  si es  con  nosotras  mismas  porque  así  nos  sentimos  mas poderosas.
No  culpo  a las  abuelas  escandalizadas  por  los  alcances de  su congéneres, justifico sus  reacciones porque  siendo ellas  quienes  empezaron una  lucha silenciosamente femenina  para el cambio, con  sus  luchas caseras  con  los padres, hermanos , esposos y hasta  hijos, debemos  reconocer  que  lo hicieron  siendo súper mujeres, completas, femeninas y sin lugar  a dudas recatadas y bien diferenciadas  de  aquellos  comportamientos varoniles que hoy en día no  se  logra  distinguir  en ningún lugar ni siquiera en  el hogar.

Me rondan diariamente las respuestas del momento  que se  escucha de  boca  en boca  de las mujeres lo que no es  ser mujer; no es  ser madre,no  es  ser esposa, no es ser sumisa,no  es  ser ama de casa, no  es ser fracazada, no  es  ser profesional, no  es ser  exitosa, no es ser  fiel o femenina, no es ser  tierna o noble, entonces me  retumba nuevamente la pregunta  entonces  como  debo ser yo como mujer?      

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